¿Te has preguntado alguna vez por qué fallamos en la toma de decisiones en el ámbito empresarial? Imagina esta situación: un joven de 22 años tiene una fiesta con sus amigos. Sabiendo que en estas reuniones se consume alcohol, sus padres le sugieren que vaya en un medio de transporte seguro, como un taxi. El joven acepta la sugerencia, pero al intentar conseguir un taxi, se da cuenta de que hay mucha demanda y que el costo y el tiempo de espera son altos. Ante esta situación, decide tomar las llaves de su automóvil y conducir hasta la fiesta para no llegar tarde.
Al final de la noche, el joven regresa a casa sano y salvo, sin incidentes graves. Sus padres, al parecer, no mencionan nada sobre su decisión de conducir. ¿Fue realmente una buena decisión por parte del joven tomar el automóvil esa noche?
Aunque no haya ocurrido ningún incidente, no podemos concluir que fue una buena decisión.
El hecho de que no haya habido consecuencias negativas no significa que el riesgo haya sido adecuado.
En el mundo empresarial, a menudo nos enfocamos únicamente en los resultados de nuestras decisiones, sin considerar adecuadamente los procesos involucrados en la toma de esas decisiones.
¿Alguna vez te has encontrado con situaciones en las que la dirección se pregunta cómo ha ocurrido algo si era evidente que estaba mal? Es como dejar que el joven tome el automóvil sabiendo que va a beber, pero como no ha habido incidentes, no se toma ninguna acción. Sin embargo, cuando finalmente ocurre un accidente, nos vemos obligados a revisar por qué ocurrió.
La causa del problema no es el incidente en sí, sino el proceso defectuoso que llevó a esa decisión. Si queremos minimizar los riesgos, debemos establecer y seguir procesos adecuados. No podemos confiar únicamente en la suerte para evitar consecuencias negativas.
Puedes argumentar que no todas las decisiones requieren un proceso formal. Sin embargo, dependiendo del impacto de la decisión, puede ser crucial contar con un proceso establecido.
Por ejemplo, en el caso de la operación de una aerolínea, es fundamental tener un proceso sólido para la toma de decisiones que garantice la seguridad de los pasajeros en cada uno de los vuelos que se realicen
En resumen, es importante no solo evaluar los resultados de nuestras decisiones, sino también analizar cómo las tomamos. No esperemos a que ocurra un accidente para revisar nuestros procesos.
Si vemos que las decisiones no se están tomando de acuerdo con lo acordado previamente, es fundamental tomar medidas preventivas.
Así como tenemos procesos para ejecutar actividades en proyectos y equipos de trabajo, también debemos tener procesos para la toma de decisiones en nuestras empresas. Definámoslos, gestionémoslos y asegurémonos de que se sigan adecuadamente.
¡Éxito!
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